HDMI, la transferencia de vídeo perfecta
El DVI (Digital Video Interface o interfaz de vídeo digital) se nos queda un poco corto, pero la adición de las señales de audio añade nuevas e interesantes posibilidades.
La idea es poder transmitir las señales de audio y vídeo digitales de un dispositivo a otro sin la necesidad imperante de utilizar convertidor alguno (como sabemos, cualquier proceso de conversión implica cierta pérdida de calidad). De la misma manera que ya podemos transportar las señales Dolby Digital, DTS o PCM desde la fuente al receptor mediante un enlace digital, hasta hace poco era imposible hacerlo con video y audio juntos.
La conexión puede ser aplicada en cualquier fuente audiovisual con origen digital, es decir, desde lectores de DVD-Vídeo a receptores de televisión digital vía satélite o terrestre, pasando por su inclusión en receptores de A/V o, sobre todo, cualquier tipo de visualizador.
Como estándar, soporta definiciones de vídeo en calidad convencional, mejorada o alta definición, junto con audio digital multicanal a través de un único cable.
Su condición de estándar queda asegurada gracias al alto grado de participación de sus fundadores, entre los que encontramos a Hitachi, Panasonic, Sony, Philips, Toshiba o Thomson entre otros más.
Ventajas del HDMI
Ya hemos comentado, que lo más importante es la posibilidad de poder transportar, de un dispositivo a otro, señales de audio y vídeo sin convertir de digital a analógico y sin comprimir.
Pero hay aspectos más prácticos, el primero es que sólo será necesario un único cable entre dispositivos para la transmisión de una cantidad ingente de información audiovisual. Por ejemplo, para las señales de audio, utilizamos un sólo cable digital, y tres cables para conectar el lector al visualizador (por ejemplo, a un televisor de plasma vía vídeo por componentes).
Si lector, receptor y visualizador disponen de entradas y salidas HDMI, nos bastará utilizar dos cables HDMI, uno directo del lector al receptor, y otro que terminara la línea del receptor al televisor.
Habrá quien piense: â??¿no se ha dicho siempre que mejor no pasar la señal de vídeo del lector al receptor, sino ir directamente a la fuente de visualización?â? Pues sí, siempre y cuando hablemos de conexiones analógicas.
En el ámbito analógico cualquier â??acciónâ? supone casi siempre una pérdida de calidad: un conector modifica la señal, una longitud de cable más o menos corta también, etc. Pero en el ámbito digital al no haber conversiones, las perdidas de calidad son prácticamente nulas.
Pero también hay importantes novedades en la interfaz diseñada: la bidireccionalidad y la capacidad de control.
En lo primero tenemos un ejemplo ya conocido: el SCART. Si conectamos un SCART desde un televisor a un grabador de DVD o incluso a un magnetoscopio VHS tendremos la posibilidad de, mediante ese único cable (que en realidad son más de 20) podremos enviar y recibir señales de audio y vídeo ( analógicas claro): podremos ver lo que hemos grabado y grabar lo que vemos en el televisor. Con el HDMI esto también es posible.
Pero la capacidad de control añade funcionalidad a nuestra instalación. Ahora, por ejemplo, existirá una comunicación evidente entre dos dispositivos asociados (por ejemplo, el grabador de DVD y el sintonizador): cuando añadimos un nuevo canal de televisión, el grabador conocerá su existencia, almacenará la frecuencia e incluso el título personalizado de la cadena.
De hecho, se abre un nuevo abanico de opciones.
Otra posibilidad es que fuente y visualizador se pongan en â??contactoâ? para informarse sobre la relación en pantalla a visualizar, el tipo de contenidos (si es o no para adultos), etc., sin la participación directa del usuario.
HDMI y DVI
El DVI apareció en 1999 de la mano de Silicon Image, como alternativa a las conexiones de vídeo comprimido vía FireWare o IEE1394 (lo que incluye al DV) sin pérdida de calidad.
Lo bueno de estas dos conexiones es que son compatibles, pero añade audio y mayor capacidad.
Un lector con salida DVI podrá conectarse a un televisor HDMI, y viceversa. Siendo el HDMI compatible con señales de vídeo en 720p, 1.080i y 1.080p (y claro está, 480i/p), su futuro dentro de la emergente alta definición está asegurada.
Esta convergencia DVI y HDMI también es buena noticia para los usuarios que recurren a sus ordenadores personales (HTPC) como fuente de audio y vídeo. Las enormes posibilidades que ofrecen estos dispositivos les permitirán conseguir un mayor control de la imagen, sobre todo cuando el objetivo es la máxima sinergia entre fuente y visualizador (ya sea un panel de plasma, LCD o proyector de vídeo).
Conclusión
La manera más sencilla de conectar dos dispositivos audiovisuales ya es posible mediante el HDMI.
Esta interfaz permite el envío de señales de vídeo hasta 1.080p y audio digital multicanal sin comprimir a través de un único cable.
Sus posibilidades son enormes, y facilitarán la instalación de cualquier instalación, ahorrando en problemas e incluso costes.
De momento, sus únicos inconvenientes son que difícilmente sobrepasan los 10 metros de longitud y que el parque de dispositivos compatibles aún tiene que crecer y bastante.
Con el HDMI ganamos en todo: mayor fiabilidad, mayor transferencia digital, más facilidad de instalación, etc. Por fin será posible un equipo de Cine en Casa totalmente digital.
Articulo 100% libre de tecnicismo
Escrito por: JC1967
Publicado por: pildo